Comunicado a propósito de la propuesta de cambio social por una vida sin humo.
Si yo no fumo, no quiero tu humo expone:
- El derecho a la salud debe prevalecer sobre la libertad de fumar. No se propone una restricción en ninguna libertad. No queremos prohibir. No nos gusta la palabra. Sólo queremos que los espacios públicos permanezcan libres de humos. La libertad de uno termina donde empieza la de otro.
- Proponemos una Micrópolis en la que respirar el humo de los fumadores sea evitable. Una ciudad en la que cada uno pueda elegir si quiere respirar aire sin humo o, por el contrario, fumar en la intimidad de sus hogares. No estamos a favor de la exposición al humo “de segunda mano” por diversas razones:
- Es una de las causas más importantes de aparición de cáncer.
- Aumenta el riesgo de enfermedades cardiacas.
- Ocasiona un importante deterioro en muchos órganos y partes de nuestro cuerpo: pulmones, hígado, dedos, dentadura e, incluso, en el cerebro, llegando a ocasionar pérdida de la memoria.
- Estar expuesto al humo conlleva tener más dolores de cabeza, de laringe, carraspera, problemas en las cuerdas vocales, además de serios problemas de impotencia sexual.
- Los niños de Micrópolis deben de crecer sanos, libres de humos. Los efectos por inhalación de humo en edades tempranas son devastadores: asma, enfermedades pulmonares, bronquitis…
Sin contar con la clara y comprobada tendencia de los niños a imitar las conductas de los adultos que están a su alrededor. Los niños están en pleno proceso de desarrollo del aprendizaje cuando empiezan a ver a sus mayores fumar. Son nuestro futuro: no les quememos. En beneficio de nuestros pequeños proponemos que sea castigable fumar en presencia de ellos, aunque sea en la intimidad.
- “El papel que la familia y los educadores pueden desempeñar como promotores del consumo de tabaco entre sus hijos y alumnos es fundamental. Los adolescentes cuyos padres son fumadores tienen un 50% más de posibilidad de ser fumadores que aquellos cuyos padres no fuman. Los niños no hacen lo que se les dice, hacen lo que ven.”. (Días sin humo. Vicente Verdú. Capitulo 1, pág. 17).
- El humo de tabaco provoca cáncer de pulmón en no fumadores y no existe un umbral seguro de exposición. O sea que, aunque el riesgo a exposiciones bajas sea menor, habrá gente que enferme y muera a estos niveles, probablemente por la combinación de la exposición química con aspectos genéticos que no conocemos aún bien. Pero la genética humana no es un problema si el ambiente está libre de cancerígenos. (OMS, Agencia Internacional de Investigación del Cáncer, 2002).
- El tabaquismo pasivo es el culpable del fallecimiento de 600.000 personas cada año que pasa. O, si se prefiere, los fumadores pasivos acaparan una de cada cien muertes que se producen en el mundo, ya sea por cáncer o por enfermedades relacionadas con el aparato respiratorio. Ésta es la para muchos siniestra conclusión a la que llega un informe recientemente hecho público por la Organización Mundial de la Salud en torno a una cuestión minimizada en demasiadas ocasiones por los fumadores. ¡Los no fumadores no queremos morir a causa del humo en la calle!
- Cada día, más de 3,500 adolescentes menores de 18 años prueban su primer cigarrillo, y otros 1,100 se convierten en fumadores habituales. De éstos, alrededor de un tercio morirá prematuramente de una enfermedad relacionada con el hábito de fumar. ¡No matemos a nuestros jóvenes, son el futuro de Micrópolis!
- La investigación ha mostrado que los adolescentes que consumen tabaco son más propensos a consumir alcohol y drogas ilegales que los que no consumen tabaco. También, los fumadores suelen estar involucrados más en peleas, portar armas, intentar el suicidio, padecer problemas de tipo emocional, como la depresión, y a tener conductas sexuales de alto riesgo.
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